domingo, 26 de septiembre de 2010

Ellos no son liberados

Recientemente estuve en Vallecas con mis compañeros de la CGT en una manifestación de apoyo a la huelga general, a la que también acudieron compañeros de otros sindicatos combativos, como CNT, Solidaridad Obrera y Co.bas. Tampoco faltaron, como no podía ser de otra manera, dada la gravedad de su injusta situación, los hombres y mujeres del centro de trabajo que la multinacional de transporte urgente UPS tiene en este barrio madrileño.

La historia de los empleados de UPS es uno de los mejores ejemplos de por qué hay que ir a la huelga general del próximo 29 de septiembre. Resulta que esta multinacional había intentado recortar la plantilla nada menos que tres veces en los últimos dos años a través de la presentación de Expedientes de Regulación de Empleo. Hasta el momento no había podido lograrlo debido al rechazo de las autoridades laborales en dos ocasiones.

El tercero de los expedientes presentados estaba todavía en tramitación a finales del pasado mes de julio, poco después de que entrara en vigor, a través de un decreto ley, la reforma laboral. Circunstancia que fue aprovechada por la empresa para retirar el expediente y echar a la calle a nueve personas a través de la fórmula del despido objetivo de 20 días, que ahora será de mucho más fácil aplicación que antes de la reforma laboral. A la semana siguiente, otras nueve personas fueron despedidas por el mismo procedimiento. Por cierto, UPS obtuvo en el primer semestre del año unas ganancias netas de 1.378 millones de dólares, un 63% más que en el mismo periodo del año anterior.

Este es un claro ejemplo de por qué la reforma laboral supone un atentado contra los derechos de los trabajadores. UPS es un símbolo de lo que va a ocurrir en cientos, o quizá miles de empresas, y a un número que me temo que será escandaloso de trabajadores. Cualquier trabajador o trabajadora que fuera consciente de esta realidad entendería que es necesario ir a la huelga general. Pero muchos de ellos no lo harán, y lo argumentan diciendo que los dos grandes sindicatos mayoritarios les han traicionado y no merecen su apoyo, y añaden además que Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo son unos sinvergüenzas. Incluso hay quienes se consideran muy de izquierdas al sostener este planteamiento.

No seré yo, militante anarcosindicalista, quien defienda a las cúpulas de los sindicatos de concertación. Pero sí que creo que es necesario hacer una gran objeción a este tipo de excusas, pues excusas son. Esta objeción radica en el hecho de que este currito de a pie, que se considera tan cargado de razones, suele gozar de una situación personal que está mucho más cercana a la de cualquiera de los afectados por los despidos de UPS que a la de los líderes de CCOO y UGT. Méndez y Toxo no van a ser los principales perjudicados por esta reforma laboral. A ellos no los van a despedir con 20 días. Pero sí van a ser despedidos muchos de los empleados que acudan a su empresa para trabajar el 29 de septiembre. También lo serán muchos de los que sí harán huelga. La diferencia es que estos últimos luchan por evitarlo. Pero los que no se solidarizan con ellos se lo están poniendo todavía más fácil, si cabe, a las empresas. Se les podría llamar esquiroles, pero mejor diremos inconscientes.

Resulta curioso ver cómo hay tantos trabajadores con unas condiciones indignas de trabajo que son incapaces de entender que su situación actual no se debe a una confabulación de los astros o a una maldición etrusca. Somos los protagonistas de nuestro destino, y por tanto también los máximos responsables del mismo. En este país ha habido seis grandes reformas laborales en menos de 30 años. Todas y cada una de ellas han sido un mordisco detrás de otro a nuestros derechos. Y lamentablemente, este proceso no va a parar.

El gobierno ya ha admitido que esta reforma laboral no va a crear empleo. Por supuesto, es que no se trata de eso. Se trata de que nuestros derechos laborales valgan cada vez menos. Pero como nadie hace nada ante una cuestión tan evidente, y el personal prefiere esconder la cabeza y rezar para que no le toque, no nos quedará otra que acatar nuevas reformas laborales y nuevos abusos. Y mientras, echaremos la culpa a Méndez y Toxo, aunque sepamos que esta medida es un ataque no contra UGT y CCOO, sino contra toda la clase trabajadora.

Yo sí tengo muy claro que tengo mucho más en común con cualquiera de las víctimas de los despidos de UPS que con Méndez y Toxo. Simplemente porque sé que mañana me puede pasar lo mismo que a los hombres y mujeres de esta empresa de mensajería urgente. También tengo claro que esta reforma laboral no es el final de los abusos. Vivimos en un sistema corrompido por la peor de las avaricias, que es la que convierte a las personas en objetos. En cosas con las que se especula en ese mercado de trabajo en el que hemos pasado a ser un activo más de nuestra empresa, activo que debe cuadrar con sus beneficios a corto plazo para no ser desechado.

Pero hay quienes no nos resignamos a perder nuestra dignidad. Dignidad que es la dignidad de todos, ya que la responsabilidad que tenemos ante esta reforma laboral va mucho más allá de nuestra propia persona. Porque sabemos que también somos trabajadores de UPS y que el futuro de nuestros hijos dependerá de lo que hagamos nosotros antes. Así lo vamos a gritar en la próxima huelga general y siempre que podamos. Por eso somos invencibles, porque seguiremos luchando, pase lo que pase, tras el 29 de septiembre.

Daniel Jiménez. CGT Madrid.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

CHORIZADA POPULAR FRENTE AL CONGRESO: NOS HEMOS COMIDO TODOS LOS CHORIZOS

La Confederación General del Trabajo (CGT) ha organizado esta mañana una chorizada popular de carácter simbólico muy cerca del Congreso de los Disputados, con el lema “Chorizada popular. Si se acaban... en las Cortes más”. El acto pertenece a la campaña “Dímelo a la cara”, desarrollada por este sindicato, que ha elegido el Parlamento por aprobarse allí recientemente la reforma laboral, que considera lesiva para los derechos de los trabajadores, a los que llama a acudir masivamente a la huelga general del próximo 29 de septiembre.
En la plaza de Cánovas del Castillo, junto al Hotel Palace, los sindicalistas han disfrutado de una barbacoa con chorizos y bebida, alimentos que compartían con los viandantes, a los que también han repartido octavillas en defensa del paro general del 29-S.
“Las consecuencias de esta reforma laboral no las van a sufrir las cúpulas de los dos grandes sindicatos mayoritarios. No son Méndez y Toxo los principales perjudicados. Ellos tienen garantizado de sobra su futuro. Las principales víctimas son más bien los trabajadores y trabajadoras de a pie que queramos defender nuestros puestos de trabajo, debido a que este nuevo marco legal nos deja mucho más indefensos frente a posibles abusos empresariales. Hay que ir a la huelga porque es un recorte de derechos para toda la clase trabajadora, mucho más que para los líderes sindicales”, ha explicado Daniel Jiménez, uno de los coordinadores de la campaña “Dímelo a la cara” contra los culpables de la crisis.
Por su parte, el secretario de Acción Social de CGT Madrid, Marcos Gutiérrez, ha realizado el siguiente llamamiento: “Desde CGT hemos convocado esta chorizada popular para señalar a uno de los principales culpables de la reforma laboral que acaba de ser aprobada, donde los trabajadores somos otra vez las víctimas y continuamos pagando el pato de la crisis creada por los grandes poderes políticos, empresariales y financieros. Hemos venido a Las Cortes para exhortar a sus señorías, y decirles que ya estamos hartos de pagar las consecuencias de un sistema injusto que cada vez nos empobrece más. Nosotros no tenemos la culpa de que dicho sistema haya reventado y por lo tanto no vamos a dejar que seamos nosotros, los trabajadores, quienes perdamos derechos sociales y laborales para sanear las cuentas de esos grandes poderes. Por eso CGT hace un llamamiento a toda la ciudadanía, migrantes o nativos, parados, jubilados, trabajadores públicos o de la empresa privada, para que acudan masivamente a la huelga general del 29 de Septiembre. Por nuestros hijos, por un futuro mas justo, contra los abusos del capital, por los millones de parados. Porque nosotros no somos culpables de esta situación y por lo tanto no debemos ser quienes la paguemos, ¡por el reparto del trabajo y la riqueza acude el 29-S!”.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Razones de un sindicalista de base para ir a la huelga general

Estos días resulta bastante frecuente escuchar a muchos trabajadores y trabajadoras decir que no irán a la huelga, y lo argumentan lanzándose a una dura crítica contra los dos sindicatos mayoritarios del país. No seré yo, afiliado como soy a CGT, quien les defienda, pero me preocupa que los que adoptan este discurso no se den cuenta de un importante detalle: el golpe que supone esta reforma laboral no lo van a sufrir ni Méndez ni Toxo. Ellos están más que a salvo. Esta reforma laboral la van a pagar, en cambio, la inmensa masa social de este país, compuesta por aquellos hombres y mujeres que sólo cuentan con su fuerza de trabajo para ganarse el pan.

No son las grandes cúpulas paniaguadas de los sindicatos de concertación los perjudicados por esta reforma laboral. No, el perjudicado eres tú, que tal vez trabajas en una subcontrata y te han echado al ser descubierto cuando querías montar un comité de empresa. O tu padre, que ha sido despedido a sus 50 años con 20 días de indemnización por año trabajo, en lugar de 45, ya que esta reforma laboral tiene efectos retroactivos. O tal vez sea tu hermana, a la que le han cambiado el horario de trabajo de buenas a primeras y ya no puede ver a sus hijos. El primer caso ha ocurrido toda la vida. Los otros ahora serán posibles tras la reforma laboral.

A finales del pasado año, mi comité de empresa, del que tengo el inmenso honor de forma parte, forzó un acuerdo con la dirección que permitió mejorar las condiciones laborales de gran parte de nuestros trabajadores. Este acuerdo mañana puede quedarse en agua de borrajas si la empresa dice que ha tenido un mal año, y poco importará que mientras tanto siga repartiendo dividendos y bonus a los señores que deciden nuestro destino. Así sucederá previsiblemente con los acuerdos y convenios colectivos en miles y miles de empresas, afectando tal vez a decenas o cientos de miles de trabajadores. Ellos, y no los liberados sindicales, ni Méndez, ni Toxo, son las víctimas de la reforma laboral. Y lo son porque aunque quieran defenderse, el nuevo marco legal no lo va a permitir.

A esos trabajadores que critican a los sindicatos tachándoles de gremio privilegiado les formularía la siguiente pregunta: ¿tú dejarías tus derechos laborales, que son los que te garantizan un trabajo digno, en manos de gente en la que no confías? Porque si no confías en los dos grandes sindicatos, puedes afiliarte a otras muchas centrales sindicales. Otra posibilidad sería cambiar desde dentro a esos dos grandes sindicatos mayoritarios. Posiblemente, si en lugar de la afiliación tan mínima que se registra en ellos, la inmensa mayoría de la clase trabajadora de este país estuviera activa y militante dentro de CCOO y UGT, sus cúpulas lo tendrían mucho más difícil para hacernos comulgar con ruedas de molino.

Pero los trabajadores no hacen ninguna de las dos cosas. No buscan otros sindicatos ni tampoco intentan afiliarse a los dos grandes para presionarles y obligarles a tomar otra dirección. En lugar de eso se queda viendo la televisión, y tragándose los tendenciosos mensajes de esos opinólogos y políticos que también están convenientemente paniaguados, todavía más que los sindicatos, por cierto, y que les inoculan ese brillante mensaje de “jodeos, liberados sindicales, que yo no voy a la huelga por esa reforma”. Por esa reforma que atenta contra vosotros, la clase trabajadora de este país, les falta añadir.

Nuestros padres consiguieron vivir mejor que nuestros abuelos. Pero mi generación, la nacida a partir de la década de los ochenta, va a vivir peor que la de nuestros padres. Y nuestros hijos e hijas, si es que aún quedan valientes que piensen que es viable ese lujo de tener hijos, sencillamente no tienen futuro. No tienen futuro porque hemos hecho todo lo posible para que no lo tengan. O mejor aún, no hemos hecho nada. ¿Hasta cuándo tiene que seguir cayendo vuestra dignidad para llegar al fondo del pozo? Esa sería la pregunta que yo me atrevo a lanzar a toda esta generación que asiste como espectadora a su propio despojo.

Pero algunos y algunas no nos resignaos, y aunque seamos pocos, allí estaremos con nuestra dignidad a cuestas el próximo 29 de septiembre. Intentando hacer nuestra la convocatoria. No de UGT, no de CCOO, ni siquiera de CGT, mi sindicato. La clase trabajadora de este país debe unirse sin fisuras de nuevo e intentar trascender y superar todas las siglas. La protesta debe ir más allá del día de la huelga general y seguir adelante. Comandada no por las cúpulas, sino por nosotros y nosotras, que somos las víctimas propiciatorias de esta reforma laboral. Salvo que volvamos a recuperar el timón de nuestras vidas. De ti, que estás leyendo esto, depende. Despierta y haz el favor de darnos, en primera persona del plural, un futuro en el que merezca la pena que vivan tus hijos.

Daniel Jiménez
CGT Madrid